Sobre Nosotros

La Iglesia

La Iglesia del Camino fue fundada en el seno de un hogar, empezando con 5 miembros, en la perspectiva de glorificar al Dios de las Escrituras a través de la promoción de su adoración, la evangelización de los pecadores y la edificación de los santos. Reconocemos a Cristo como la cabeza de la iglesia, y por lo tanto Su Palabra, la Biblia, es nuestra autoridad final y nuestra única regla infalible y verdadera de todo conocimiento salvador, fe y obediencia.
Si hubiera una declaración de doctrina en la historia de la iglesia que resumiera nuestra fe, estaríamos muy cerca de la Confesión de Fe de Londres de 1689,
la cual creemos que es una fiel expresión del conjunto de verdades que nosotros creemos y proclamamos, salvando los matices, de iglesia local, en cuanto a doctrina “general” pero no “fundamental”.
Creemos que Jesucristo ha dado dones y creado ministerios para su Iglesia, como lo son los pastores y maestros, para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:11-12).

¿Hacia dónde vamos?

Visión

Ser una comunidad apasionada con la gloria de Dios y Su evangelio, comprometida con vivir el presente a la luz de la eternidad. No permitiendo que las tentaciones culturales, sociológicas o de algún otro género provoquen la distorsión de la vida en un verdadero discípulo de Cristo.
Creemos que las Santas Escrituras son norma de vida en la tierra para Sus hijos, y no hay autoridad mayor que la Palabra de Dios.

Misión

Formar una comunidad de discípulos de Jesús apasionados con Dios y su evangelio. Procurando que los tales afecten al mundo, sin permitir que el mundo afecte a la iglesia. (1 Juan 2:15, 1 Juan 5:4)

Que creemos

  • Creemos que la Biblia es la revelación escrita de Dios, completa y suficiente en todos los aspectos. Creemos que Las Escrituras son “exhaladas por Dios” y, por lo tanto, completamente autoritarias en y de sí mismas; no basan su autoridad en ninguna iglesia, consejo, o credo, sino que son autoritarias simplemente porque son la palabra de Dios. (2 Timoteo 3:15-17)
  • Creemos que Dios es uno, eterno, constante, e inmutable. Creemos que Dios es el creador de todo lo que existe en el cielo y en la tierra. El Dios que se describe en la Biblia es único; Él no es semejante a cualquier persona o cosa en todo el universo. Dios tiene todo el poder, todo el conocimiento, toda la sabiduría, y a Él se le debe toda la gloria, honor y alabanza. Todo lo que pasa o va a pasar está en el decreto de Dios. Todas las cosas, al final de los tiempos y edades, responden a un plan para dar la gloria a Dios.
  • Creemos que la Biblia enseña que hay solamente un solo Dios, el cual subsiste en tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo. Cada persona es completa y totalmente Dios. El Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo han existido eternamente.
  • Tenemos la fe que el hombre fue creado a la imagen de Dios. El hombre se rebeló y cayó en pecado, y continúa en rebeldía constante contra su Creador. Tal caída tuvo una consecuencia en toda la raza humana, el hombre se hizo espiritualmente muerto, totalmente indispuesto e incapaz por sí mismo de buscar a Dios. Pero Dios (Efesios 2:4), desde la eternidad trazó, para Su única gloria, el diseño de la salvación por medio de Su Hijo Unigénito Jesucristo (Yeshua, Jesús de Nazareth), para que, muriendo en la Cruz del Calvario, redimiera a todos aquellos que se acercan a El, pagando con Su muerte el rescate, siendo la propiciación, y satisfaciendo la justicia de Dios por siempre. (Romanos 3:23-26)
  • Creemos que únicamente por gracia somos salvos (Efesios 2:8-9), siendo el hombre incapaz de hacer obras que puedan salvarle, lo cual no exime al hombre de tener una vida celosa de buenas obras, para agradar al que le salvó.
  • Creemos que la gracia de Dios no le quita al hombre caído la responsabilidad de responder al llamado de Dios.
  • La muestra de la acción divina y la responsabilidad del hombre es el arrepentimiento del individuo, un cambio de actitud frente el pecado, y un acercamiento creciente hacia Dios y Su palabra. A esto la Biblia lo llama “regeneración” o “santificación”. (Romanos 8, Ezequiel 36:26-27, Tito 3:5,…)
  • Como resultado de esta fe, basada sobre el sacrificio del Señor Jesucristo, Dios justifica o hace justa a la persona que cree. El regalo de Dios de la fe, y el trabajo de continuo del Espíritu Santo en las vidas de los elegidos, da lugar a las buenas obras. Estas buenas obras surgen de la verdadera fe salvadora; son un resultado necesario de la fe, pero no deben ser consideradas necesarias para ganar la justificación, que es dada por la gracia de Dios por la fe solamente, de modo que ningún hombre pueda jactarse. (Efesios 2:8)
  • Creemos, que los mandamientos de Dios están vigentes, no como vehículo salvífico, sino como norma de vida en la tierra. No contemplarlos ni observarlos puede ser la evidencia de una falsa conversión. Los mandamientos dados en Sinaí son resumidos en 2 (Mateo 22:37, Deuteronomio 6:5,…).
  • Creemos que Jesucristo estableció su iglesia, que se compone de todos los elegidos de Dios. Su iglesia, como novia obediente, escucha Su Palabra según lo encontrado en la Biblia. Todos los que creen en Cristo son colocados en Su cuerpo, la iglesia. Las expresiones locales de la iglesia son muy importantes, y cada creyente debe estar involucrado activamente en tal compañerismo.
  • Creemos en la necesidad de la comunión de los santos alrededor del mundo, cosa que mejora, activa y edifica las iglesias locales.
  • Creemos que Cristo vuelve a juzgar a los vivos y a los muertos. Hasta su regreso, los creyentes deben vivir sus vidas de tal manera que den gloria a Dios a través de Jesucristo. La iglesia debe estar ocupada haciendo el trabajo de la predicación del evangelio (en palabras y en hechos) y del discipulado, proclamando el Evangelio puro de Cristo enseñando la palabra de Dios.

Confesión de fé

Si hubiera una declaración de doctrina en la historia de la iglesia que resumiera nuestra fe, estaríamos muy cerca de la Confesión de Fe de Londres de 1689  la cual creemos que es una fiel expresión del conjunto de verdades que nosotros creemos y proclamamos, salvando los matices, de iglesia local, en cuanto a doctrina “general” pero no “fundamental”.
Estamos de acuerdo con lo que C. H. Spurgeon, conocido pastor del que más tarde fue llamado «Tabernáculo Metropolitano» en Londres (Inglaterra), escribió en el año 1855: “Entre aquellas cosas que creemos firmemente es que no hay nada semejante a la Biblia. Por eso no atribuimos autoridad alguna a esta confesión. De hecho, Ud. puede ver en el primer capítulo de esta publicación que todas las doctrinas de hombres deben decidirse por el veredicto bíblico.” (Confesión de Westminster, Capítulo 1, punto 10).